¿Cuáles son las Islas Canarias?: nombres, historia, origen y ubicación en el Mapa
Si alguna vez te has preguntado cuántas son las Islas Canarias, cómo se llaman y cuál es el origen de sus nombres, estás en el lugar correcto. En este artículo te mostraremos los nombres de las Islas Canarias y su ubicación exacta en el mapa. Además, vamos a desglosar la historia detrás de los nombres de las Islas Canarias y te contamos detalles interesantes que la mayoría de las guías no incluyen. Sigue leyendo para descubrirlo.
¿Cuántas son las Islas Canarias y dónde están ubicadas?
Las Islas Canarias son un archipiélago volcánico situado en el Océano Atlántico, frente a la costa noroeste de África. Está formada por 8 islas habitadas que, de este a oeste, son: La Graciosa (reconocida como isla habitada desde 2018), Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria, Tenerife, La Gomera, La Palma y El Hierro. No obstante, La Graciosa está en trámites de ser gestionada en forma de pedanía, por lo que, aún depende de la isla de Lanzarote, lo cual, hace que en la actualidad, administrativamente las Islas Canarias sean siete.
Además, el archipiélago canario cuenta con 3 islotes deshabitados: Alegranza y Montaña Clara (Lanzarote) y el Islote de Lobos (Fuerteventura). Y con varios roques marinos: los Roques del Este y del Oeste (Lanzarote), de Gando y Dedo de Dios (Gran Canaria), de Anaga y de Garachico (Tenerife) y de Salmor y de la Bonanza (El Hierro).
Canarias es una comunidad autónoma de España y una de las regiones ultraperiféricas de la Unión Europea. Su ubicación geográfica explica gran parte de su historia y por qué el archipiélago ofrece un pedacito de tres continentes: africano (por los orígenes bereberes, los primeros pobladores de las islas), europeo (por la influencia tras la conquista y el comienzo de la historia del archipiélago) y americano (por la emigración histórica de los canarios, principalmente a Cuba y Venezuela).
¿Sabías que la comunidad Canarias tiene dos capitales?
Sí. Como lo estás viendo. La capitalidad de la Comunidad Autónoma de las Islas Canarias es compartida entre las ciudades de Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife.
¿Cuántas son las provincias de las Islas Canarias y sus capitales?
Las Islas Canarias tiene un total de 88 municipios y se divide en dos provincias:
- Provincia de Las Palmas: Gran Canaria, Fuerteventura, Lanzarote y La Graciosa. Estas islas son conocidas como “islas orientales”.
- Provincia de Santa Cruz de Tenerife: Tenerife, La Gomera, La Palma y El Hierro. Estas islas con conocidas como “islas occidentales”.
La capital de la provincia de Las Palmas es la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria mientras que la capital de la provincia de Santa Cruz de Tenerife es la ciudad de Santa Cruz de Tenerife. Tanto Tenerife como Gran Canaria son conocidas como “islas capitalinas”.
¿Cuál es la capital de cada isla de las Islas Canarias?
Cada una de las ocho islas habitadas del archipiélago canario tiene su propia capital, que actúa como centro administrativo y cultural. A continuación, te presentamos las capitales de cada isla:
- Tenerife: Santa Cruz de Tenerife
- Gran Canaria: Las Palmas de Gran Canaria
- Lanzarote: Arrecife
- Fuerteventura: Puerto del Rosario
- La Palma: Santa Cruz de La Palma
- La Gomera: San Sebastián de La Gomera
- El Hierro: Valverde
- La Graciosa: Caleta del Sebo (aunque depende administrativamente del municipio de Teguise en Lanzarote)
Mapa de las Islas Canarias con sus nombres y capitales
En el siguiente mapa, podrás explorar de forma clara la ubicación geográfica de cada una de las islas que forman el archipiélago canario, así como sus nombres y la división entre las dos provincias que lo componen.
Nombres de las Islas Canarias y su Origen
Las Islas Canarias ya eran conocidas mucho antes de la conquista castellana, y a menudo vinculadas con la mitología clásica como las «Islas Afortunadas» o «Fortunatae Insulae». Escritores greco-latinos como Plinio el Viejo en el siglo I d.C. ya mencionaban las islas, refiriéndose a ellas en su Historia Natural. Estas tierras míticas se asociaban con la idea de un paraíso terrenal, un lugar donde los héroes descansaban y donde reinaba la felicidad.
Pero realmente, la historia de las Islas Canarias comienza con su redescubrimiento en el siglo XIV por navegantes genoveses, castellanos, mallorquines y portugueses. La conquista, iniciada en 1402 por Jean de Béthencourt y Gadifer de la Salle, fue completada casi un siglo después por la Corona de Castilla en 1496.
Cuando los europeos llegaron, las islas estaban habitadas por los guanches (término que hoy es utilizado para referirse a la población aborigen de las Islas Canarias, sin embargo, realmente guanches se hacían llamar los aborígenes de la isla de Tenerife), un pueblo del que se sabía poco en aquel entonces.
Por lo tanto, al referirnos a los nombres de las Islas Canarias y cómo fueron conocidos tanto por sus habitantes aborígenes como por los primeros exploradores, es importante destacar que su origen es variado y no siempre está claramente definido. Estos nombres reflejan una mezcla de influencias que van desde mitologías antiguas y relatos legendarios hasta las denominaciones otorgadas o interpretadas por los conquistadores y cronistas europeos, lo que añade complejidad y riqueza a su historia.
¿De dónde hemos obtenido la información?
No somos expertos en historia ni en el campo de la toponimia que, según la RAE, es la rama de la onomástica que estudia el origen de los nombres propios de lugar, así como el significado de sus étimos. Por lo tanto, lo que hemos hecho es consultar la información de un artículo divulgativo publicado por el filólogo, profesor y escritor Maximiano Trapero para la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. A continuación la fuente del estudio:
Fuente: Trapero, M. (2008). SOBRE LOS NOMBRES ANTIGUOS Y MODERNOS QUE TUVIERON Y TIENEN LAS ISLAS DE CANARIAS. Ulpgc.es. https://www.canatlantico.ulpgc.es/pdf/8/6/nombres_antiguos_islas.pdf
El origen del nombre «Canarias»
Es posible que el nombre del archipiélago proviniera de la isla de Gran Canaria, que en la antigüedad era conocida simplemente como «Canaria». Este nombre fue registrado por el escritor y militar romano Plinio el Viejo, quien relató que la isla recibió su nombre debido a la gran cantidad de perros de gran tamaño que habitaban allí, traídos de regreso por la expedición del rey Juba II de Mauritania en el siglo I a.C. De ahí proviene el término latino Canaria Insulae.
Aunque, el historiador José Juan Jiménez, sostiene que Plinio el Viejo no se refería a perros, sino a una especie de fonca monje que habitó en las Islas Canarias y que posee el nombre de cannis marinus. Como puedes observar, el origen aún no está del todo claro.
Lanzarote
Es posible que el origen del nombre de Lanzarote se remonte al siglo XIV, cuando el navegante genovés Lancelotto Malocello llegó a la isla. Su presencia dejó una huella importante, ya que la isla fue nombrada inicialmente como «Isla de Lancelotto», un nombre que con el tiempo se transformó en Lanzarote.
Este nombre quedó registrado en antiguos mapas europeos, como el Planisferio de Angelino Dulcert de 1339, donde ya se menciona la isla bajo la denominación «Insula de Lanzarotus». Es importante destacar que la primera mención de Lanzarote en textos históricos se debe a su importancia como una de las primeras islas del archipiélago en ser «redescubierta» por navegantes europeos.
Sin embargo, también se ha registrado un nombre aborigen para la isla: Tyterogaka o Tytheroygaka, tal como fue mencionado en las crónicas de los conquistadores franco-normandos en el siglo XV. Aunque no hay consenso sobre el significado exacto de este término, se ha mantenido como una referencia histórica a la cultura indígena de la isla.
Fuerteventura
El origen del nombre de Fuerteventura se remonta a la llegada de navegantes europeos en el siglo XIV. Se piensa que el nombre proviene de la combinación de dos palabras románicas: «Forte» y «Ventura», posiblemente impuesto por los navegantes catalano-mallorquines que visitaron la isla, con el sentido de «la gran afortunada».
Esta idea de buena fortuna está en línea con la denominación de las Islas Canarias como las Islas Afortunadas en textos posteriores. En el Planisferio de Angelino Dulcert de 1339, la isla ya aparece mencionada como «Forte Ventura», lo que sugiere la antigüedad de este nombre en los registros cartográficos europeos.
Por otro lado, la isla también tenía un nombre indígena: Erbania. Este topónimo aborigen ha sido objeto de varias interpretaciones. Según los cronistas, Erbania hacía referencia a una muralla de piedra construida por los nativos para dividir la isla en dos zonas, Maxorata al norte y Jandía al sur. Esta supuesta pared física, aunque desaparecida en la actualidad, dio lugar al topónimo «La Pared». Algunos afirman que el término «Erbania» proviene del bereber y significar «muralla» o «ruina de antigua construcción», mientras que otros sugieren que podría traducirse como «rica en cabras», lo que se alinearía con el nombre que los expedicionarios de Juba II dieron a la isla: Capraria, que también hacía referencia a la abundancia de cabras en la isla.
Gran Canaria
El nombre de Gran Canaria tiene una historia compleja y rica en teorías. La isla fue inicialmente conocida como Canaria, nombre mencionado por Plinio el Viejo en su obra Historia Natural. Plinio relató que la isla recibió ese nombre debido a la gran cantidad de perros (canes) que encontraron en ella durante la expedición de Juba II, rey de Mauritania, en el siglo I a.C. Esta explicación es la más aceptada y extendida, ya que tiene una motivación explícita en el texto histórico. Sin embargo, otras teorías sugieren que el nombre podría provenir de los canes marinos o lobos marinos que habitaban la región, o incluso de la tribu bereber canarii, que algunos autores asocian con los primeros pobladores de la isla.
El adjetivo «Gran» fue añadido más tarde, cuando los conquistadores franco-normandos intentaron conquistar la isla en 1402, pero fueron rechazados por la tenaz resistencia de los aborígenes. Esta resistencia es la razón más aceptada para la adición del término «Gran», según Abreu Galindo, el historiador que explicó que el nombre no se debía al tamaño de la isla, sino a la fortaleza y organización de sus habitantes, que hicieron de Gran Canaria la isla más difícil de someter. Algunos autores, sin embargo, especulan que el término «Gran» pudo haber sido utilizado debido a la creencia errónea de que era la mayor isla del archipiélago.
Además, Gran Canaria no solo dio nombre a la isla, sino que su denominación fue utilizada para nombrar al archipiélago completo, conocido originalmente como las «Islas de Canaria», y más tarde como las Islas Canarias. Esta denominación fue fijada en la historiografía desde tiempos antiguos, reconociendo la importancia central de Gran Canaria tanto geográfica como culturalmente dentro del conjunto de islas.
Tenerife
El nombre de Tenerife tiene una historia compleja y fascinante, ya que ha sido conocida a lo largo del tiempo por varios nombres distintos. En primer lugar, en la Historia Natural de Plinio el Viejo, se menciona como Ninguaria, en referencia a las nieves perpetuas que cubren el Teide, el pico más alto de España. Posteriormente, se le dio el nombre de Nivaria, que también alude a la nieve. Este nombre ha perdurado en la actualidad como la denominación de la diócesis episcopal de la isla: la Diócesis Nivariense.
Por otra lado, durante el siglo XIV, la isla fue conocida como la Isla del Infierno, debido a las violentas erupciones volcánicas que presenciaron los navegantes europeos de la época. Finalmente, el nombre Tenerife, de origen guanche, es el que prevaleció. Según las crónicas, los habitantes de la isla la llamaban Achinech o Chinechi, mientras que los aborígenes de La Palma la denominaban Tenerife, que se interpreta como «monte de nieve», una referencia al Teide. Sin embargo, también se ha propuesto que Tenerife podría derivar de raíces bereberes, con el prefijo Ten- que significa «lugar de» y el sufijo erife, que algunos especialistas vinculan con conceptos relacionados con “calor”.
El Teide, que domina el paisaje de Tenerife, ha sido interpretado por los guanches como un lugar de gran importancia religiosa. Según la mitología local, el Teide era el hogar de Guayota, el demonio que habitaba en el interior del volcán, considerado la boca del infierno. De hecho, el nombre Teide también ha sido relacionado con términos guanches o bereberes que podrían significar «perrera», en referencia a los perros infernales que formaban parte de las creencias aborígenes sobre el mundo subterráneo y el inframundo.
La Gomera
El nombre de La Gomera es uno de los pocos en el archipiélago canario que ha permanecido sin cambios desde tiempos históricos. Desde las primeras referencias cartográficas de la isla en el Planisferio de Angelino Dulcert de 1339, donde aparece como Gommaria, hasta los relatos de los cronistas de la conquista franco-normanda en el siglo XV, la isla siempre ha sido conocida por este nombre.
El origen exacto del nombre sigue siendo un misterio, y ni siquiera los aborígenes proporcionaron un nombre alternativo a los historiadores de la época, como afirma Fr. Juan de Abreu Galindo, quien intentó sin éxito obtener esta información de los naturales de la isla.
Una de las teorías más extendidas es que el nombre Gomera proviene de la tribu norteafricana de los Ghomara, asentada en la región del Rif en Marruecos. Otros estudios sugieren que el nombre podría tener raíces bereberes, como el término aragomero o agmer, que se traduce como «pradera» o «islote».
Incluso algunos autores han vinculado el nombre con figuras bíblicas o legendarias, como Gomer, nieto de Noé, o personajes mitológicos como Gomer, hijo de los míticos reyes italianos Crano y Crana. Sin embargo, aunque existen varias teorías sobre el origen del nombre de La Gomera, ninguna ha sido confirmada con certeza, dejando espacio para la interpretación histórica y lingüística.
La Palma
El nombre de La Palma ha generado varias teorías y debates a lo largo de la historia. Su denominación actual fue atribuida por los navegantes europeos que llegaron a las Islas Canarias en el siglo XIV, aunque ya se encontraba en uso cuando los conquistadores franco-normandos intentaron conquistar el archipiélago, como se menciona en la crónica Le Canarien.
A pesar de su nombre, la palmera canaria (Phoenix canariensis) no es el árbol más representativo y predominante de la flora de la isla, lo que ha llevado a cuestionar si su su nombre tiene un origen botánico. Existen otras explicaciones sobre el origen del nombre. Viera y Clavijo especuló que podría haber sido nombrada así por navegantes mallorquines en el siglo XIV, en honor a la ciudad de Palma de Mallorca, lo cual parece una hipótesis plausible dado que otros nombres geográficos europeos fueron trasladados a las islas durante la época de los descubrimientos. Aunque existen todavía más teorías, no se ha podido definir de dónde viene el nombre de La Palma.
Por otro lado, antes de la llegada de los europeos, parece que los aborígenes llamaban a la isla Benahoare, que en su lengua podría significar «mi tierra» o «mi patria». Sin embargo, este nombre no fue mencionado en los primeros documentos históricos y parece haber sido registrado por cronistas como Torriani y Abreu Galindo mucho después de la conquista. Aunque algunos estudios intentaron vincular este nombre con la tribu bereber Beni Hoarin, pero la hipótesis ha sido descartada por la falta de evidencia concreta.
El Hierro
El nombre de El Hierro ha sido objeto de varias teorías a lo largo de los siglos. En los mapas europeos del siglo XIV, la isla aparece mencionada como Fero, un término que algunos consideran una escritura errónea de Ferro (hierro en latín). Más tarde, en la crónica Le Canarien, el nombre evoluciona a variantes como Fer, Fair y Ferre, y finalmente, al castellano El Hierro. Aunque la isla no tiene depósitos de hierro, el color rojizo y ferruginoso de sus suelos volcánicos podría haber inspirado este nombre.
Existen también teorías mitológicas que relacionan el nombre con la diosa griega Hera, cuya corrupción lingüística pudo haber dado lugar a Fero. Otra posibilidad es la vinculación con el personaje legendario Hero, hijo de Gomer (descubridor de La Gomera) y nieto de Noé, una teoría mencionada en relatos antiguos. A su vez, algunos cronistas describieron la isla con forma de «cuarto menguante», en referencia al Valle de El Golfo, lo que llevó a la interpretación de que la isla se asemejaba a una herradura, aunque esta teoría ha sido mayormente descartada.
Por otro lado, existe una propuesta sobre el significado del nombre aborigen de la isla, aportando otra perspectiva. Según esta propuesta, el nombre podría derivar de la palabra aborigen «eres», que significa «fuente» o «charco de agua», en clara referencia al legendario árbol Garoé, conocido por abastecer de agua a los habitantes de la isla. Otra posible raíz del idioma que hablaban los aborígenes de isla es «esero» o «eccero», que se traduce como «tierra fuerte», lo que hace alusión a la geografía accidentada y abrupta de la isla, especialmente sus escarpadas costas.
La Graciosa
El nombre de La Graciosa se atribuye a su aspecto agradable y «gracioso» a la vista, según lo describió Leonardo Torriani en el siglo XVI. Se dice que fue nombrada por Jean de Bethencourt, el primer conquistador de las Islas Canarias, debido a su belleza natural y su ubicación frente a Lanzarote. La isla destaca por sus paisajes dorados y serenos, lo que justifica su denominación.
A diferencia de otras islas, La Graciosa no tiene un nombre de origen guanche, ya que no fue habitada por los aborígenes. Su nombre aparece en los mapas europeos desde el siglo XIV, mucho antes de que la isla fuera poblada de manera estable. La ausencia de nombres guanches refuerza la idea de que fue bautizada por navegantes europeos.
La Graciosa comenzó a ser habitada a finales del siglo XIX, cuando familias de Lanzarote se asentaron en la isla con la intención de explotar los recursos pesqueros de la región. Aunque los proyectos iniciales no prosperaron, los primeros pobladores decidieron quedarse, formando un pequeño poblado en Caleta del Sebo, que sigue siendo la principal localidad de la isla.