Descubre los pueblos más bonitos del norte de Tenerife
¿Sabías que el norte de Tenerife esconde algunos de los pueblos más auténticos y pintorescos de la isla? Desde cascos históricos llenos de encanto hasta caseríos perdidos entre montañas, cada rincón cuenta una historia. En este artículo te llevamos a descubrir los pueblos más bonitos del norte de Tenerife y por qué merece la pena incluirlos en tu ruta. Al final te dejamos un mapa y algunos consejos extra.

¿Qué tiene de especial el norte de Tenerife y por qué sus pueblos son únicos?
En el norte de Tenerife, las montañas siempre visten de verde, el mar brilla al fondo y el Teide, siempre imponente, nos regala una vista espectacular. Aquí la naturaleza es la reina: hay bosques que parecen sacados de un cuento, playas salvajes de arena negra, acantilados que quitan el aliento y senderos que se pierden entre plataneras y viñedos. Es un paisaje que atrapa, mezcla de magia y autenticidad.

Pero si hay algo que hace especial al norte, son sus pueblos. Cada uno guarda historias y tradiciones que han pasado de generación en generación. Sus casitas de colores, balcones de madera, iglesias con encanto y plazas llenas de vida te invitan a perderte sin mirar el reloj. Y ojo, algunos incluso son famosos por tener un árbol. Sí, hablamos de Icod de los Vinos y su espectacular Drago Milenario. Pero no nos adelantemos. Sigue leyendo para descubrir cuáles son los pueblos con más encanto del norte de Tenerife.
Si después de conocer los pueblos más bonitos de Tenerife Norte te quedas con ganas de más, no te preocupes. En nuestro artículo sobre que ver en el norte de Tenerife te mostramos 10 lugares con encanto que no pueden faltar en tu ruta por esta preciosa zona de la isla. ¡No te lo pierdas!
Lista de los pueblos más bonitos del norte de Tenerife
A continuación te presentamos una lista con los pueblos más bonitos que visitar en Tenerife norte. En cada uno de ellos encontrarás un pedacito de la historia, la cultura y los paisajes que hacen tan especial esta parte de la isla. Si estás organizando una ruta por el norte de Tenerife, apunta estos nombres porque no te los puedes perder.
Garachico: el pueblo que resurgió de las cenizas
Ubicado en el noroeste de Tenerife, Garachico es una parada imprescindible en cualquier ruta por el norte de Tenerife. Sus calles adoquinadas, salpicadas de iglesias centenarias y casas señoriales, narran la historia de un pueblo que supo levantarse tras la devastadora erupción del volcán Trevejo en 1706. Hasta entonces, Garachico era uno de los puertos más prósperos de la isla. Lo que fue una tragedia se transformó con el tiempo en parte de su identidad, convirtiendo al pueblo en un museo al aire libre. Hoy, su casco histórico, declarado Bien de Interés Cultural, es una joya perfectamente conservada que refleja la riqueza de su pasado pesquero y comercial.

Garachico se encuentra entre paisajes volcánicos, plantaciones de plátanos y acantilados que se funden con el Atlántico. Su perfil, con casas tradicionales encaladas y tejados rojizos, compone una de las postales más bonitas de la isla. No te puedes perder las famosas piscinas naturales de El Caletón, formadas por la lava de aquella erupción, ni el robusto castillo de San Miguel, que sigue vigilando el mar. Tampoco el imponente Roque de Garachico, un islote volcánico declarado Monumento Natural. Y para rematar la visita, nada como sentarse a la mesa en alguno de sus restaurantes para saborear pescado fresco acompañado de un buen vino local.
San Juan de la Rambla, el balcón atlántico del norte
Si te gustan los pueblos con historia, calles empedradas y vistas al mar, apunta este nombre: San Juan de la Rambla. Este rincón del norte de Tenerife tiene uno de los cascos históricos más bonitos de la isla, declarado Bien de Interés Cultural. Todo empezó con un colono portugués llamado Martín Rodríguez, que en el siglo XVI levantó una pequeña ermita dedicada a San Juan Bautista. Poco a poco, fueron llegando más familias atraídas por la fertilidad de estas tierras, y así nació el pueblo. Hoy puedes pasear por sus calles de piedra, entre casas antiguas con balcones de madera y patios llenos de flores, como si caminaras por un museo al aire libre.
Pero San Juan de la Rambla no es solo historia, es también pura naturaleza. Desde sus montañas cubiertas de terrazas de cultivo hasta el Atlántico que lame su costa, este pueblo es un balcón abierto al océano. Y si hay un lugar especial, ese es el charco de La Laja, una piscina natural donde puedes darte un chapuzón en días de calma o quedarte embobado viendo cómo el mar bravo choca contra las rocas cuando hay oleaje. En San Juan de la Rambla, cada paso cuenta una historia y cada rincón es una postal.
Icod de los Vinos: el hogar del Drago Milenario
Icod de los Vinos es uno de esos pueblos con alma que hay que recorrer sin prisa. Situado en el norte de Tenerife, su símbolo más famoso es el Drago Milenario, un árbol único con más de 800 años de historia que se alza en el corazón del pueblo y que fue declarado Monumento Nacional en 1917. Pero Icod es mucho más que su drago. En su casco histórico, declarado Bien de Interés Cultural, las calles empedradas, las antiguas casonas canarias y las ermitas crean un escenario perfecto para perderse entre historia y tradición. Desde sus plazas, además, se puede disfrutar de unas vistas privilegiadas del majestuoso Teide.

La cultura y la naturaleza se entrelazan en Icod de los Vinos. En sus alrededores se encuentra la Cueva del Viento, uno de los tubos volcánicos más largos del mundo, perfecto para los amantes de la geología y la aventura. Su costa presume de la tranquila Playa de San Marcos, ideal para un chapuzón en familia. Y no podemos olvidar la esencia que da nombre al pueblo: el vino. Icod tiene una fuerte tradición vitivinícola, que ha marcado su historia y su gastronomía. Un paseo por el pueblo siempre acaba bien con una copa de vino local y un plato de papas con mojo o pescado fresco.
El Sauzal: el gran mirador del norte de Tenerife
En el norte de Tenerife hay un pueblo que parece hecho para disfrutar de las vistas. Se llama El Sauzal y destaca por su abrupta topografía con pendientes de hasta el 30% de inclinación. Aquí, desde casi cualquier rincón puedes ver El Teide, el mar y el verde de las montañas. Es un sitio tranquilo, con calles cuidadas, plazas llenas de flores y algunos de los miradores más bonitos de la isla, como el de Las Breñas o el parque de Los Lavaderos. Este último es un pequeño jardín con cascadas, fuentes y bancos donde sentarse a escuchar el sonido del agua. Y si vas al atardecer, las puestas de sol son de esas que se quedan grabadas para siempre. ¡Pero eso no es todo!

Cerca del parque-mirador de Los Lavaderos, te espera la plaza de San Pedro con su iglesia, la de San Pedro Apóstol, una de las iglesias más antiguas de la isla, levantada en el siglo XVI y declarada Bien de Interés Cultural en el año 2005. En ella se bautizó Sor María de Jesús, una monja que dicen que hizo milagros. Si te interesa saber más, puedes visitar la Casa Museo de la Sierva de Dios, donde se cuenta su historia. Y si te gustan las cosas ricas, apunta otro plan: en la Casa del Vino puedes probar mieles y vinos hechos en Tenerife, mientras aprendes cómo se elaboran. En El Sauzal siempre hay algo bonito que ver y algo bueno que saborear.
Los Realejos: historia, naturaleza y tradición en el corazón del norte
Si hay un rincón capaz de combinar patrimonio, paisajes y cultura popular, ese es Los Realejos. Este municipio, situado en el norte de Tenerife, cuenta con uno de los cielos más codiciados por los amantes del parapente, que despegan desde el famoso mirador de La Corona para sobrevolar un territorio salpicado de acantilados, playas volcánicas y espacios protegidos. En sus casi 58 kilómetros cuadrados, Los Realejos guarda auténticos tesoros naturales como la Rambla de Castro (trekking) o el Parque Natural de la Corona Forestal, sin olvidar joyas arquitectónicas como la iglesia matriz del Apóstol Santiago, considerada el primer templo católico de Tenerife.

Recorrer su casco histórico es viajar al pasado, cuando comerciantes, órdenes religiosas y familias influyentes dejaron su huella en cada calle. Tanto el Realejo Alto como el Realejo Bajo conservan un valioso conjunto de edificios históricos, muchos de ellos declarados Bien de Interés Cultural. Además, Los Realejos es conocido por su intensa vida festiva, con casi un centenar de celebraciones al año. Seguro que durante tus vacaciones te podrías encontrar con alguna fiesta. Y, por si fuera poco, su gastronomía presume de productos únicos como las papas bonitas o el vino elaborado con la singular y ancestral técnica del cordón múltiple trenzado.
Los Silos: un rincón entre cuentos, mar y montañas
En el extremo noroeste de Tenerife, entre el rugir del Atlántico y la imponente silueta del macizo de Teno, se esconde Los Silos, un pequeño pueblo agrícola que aún conserva el alma auténtica de la isla. Su casco histórico, salpicado de casas tradicionales y plazas tranquilas, invita a caminar sin prisas, descubriendo la esencia de un lugar que mezcla historia, leyendas y la calidez de su gente. Cada rincón tiene algo que contar, desde el antiguo convento de San Sebastián hasta la iglesia de Nuestra Señora de La Luz, testigos silenciosos de la historia de esta villa que creció entre campos de plátanos.
Más allá de su patrimonio, Los Silos presume de un entorno natural privilegiado que lo convierte en un paraíso para los amantes del senderismo y las tradiciones rurales. Desde aquí parten rutas hacia el Parque Rural de Teno y al mágico Monte del Agua, la segunda reserva de laurisilva más importante de Tenerife después de Anaga. Por si fuera poco, cada año el pueblo se convierte en escenario del Festival Internacional del Cuento, que reafirma ese vínculo tan especial entre Los Silos y las historias que han dado forma a su identidad.
Buenavista del Norte: el último pueblo del norte de Tenerife
Y a un paso del pueblo de Los Silos, te espera Buenavista del Norte. Un pueblo situado al pie del imponente macizo de Teno, que destaca por su valor patrimonial, pues cuenta con un casco histórico que ha sido declarado Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico. Pasear por sus calles es recorrer siglos de historia, con casas tradicionales que reflejan las huellas de los primeros colonos. Su trazado ordenado y sus plazas invitan a descubrir cada detalle, desde antiguos lavaderos hasta edificios emblemáticos como la iglesia de Los Remedios.

Tal como te comentamos con Los Silos, el entorno del noroeste de Tenerife destaca por su belleza natural. Muy cerca te espera el imponente Acantilado de Los Gigantes, con sus paredes verticales que caen al mar desde más de 600 metros de altura. Dentro del Parque Rural de Teno, un paisaje agreste y salvaje te invita a explorar barrancos profundos y senderos entre vegetación endémica. En el extremo más occidental, el Faro de Punta de Teno regala unas vistas espectaculares hacia los acantilados. Y si Buenavista te sabe a poco, puedes acercarte al Caserío de Masca, escondido entre las montañas del Barranco de Masca, uno de los rincones más especiales de Tenerife. Eso sí, prepárate para recorrer una carretera tan sinuosa como inolvidable.
La Villa de la Orotava: el pueblo con más encanto del norte de Tenerife
En el norte de Tenerife, a solo unos minutos del Puerto de la Cruz, se encuentra La Orotava, uno de los pueblos con más historia y encanto de la isla. Fundada en el siglo XVI, esta villa conserva un casco histórico declarado Conjunto Histórico-Artístico, repleto de casas señoriales de colores con balcones de madera tallada, iglesias barrocas y jardines de época. Además de su rico patrimonio, La Orotava es la puerta de entrada al Parque Nacional del Teide, por lo que es un punto clave para los viajeros que desean combinar cultura y naturaleza en una misma visita.

Recorrer La Orotava es como pasear por un museo al aire libre. Desde la Casa de los Balcones, el mejor ejemplo de la arquitectura tradicional canaria, hasta la majestuosa Iglesia de la Concepción o los románticos Jardines Victoria, cada rincón nos sorprende. La villa es también famosa por sus espectaculares alfombras de flores y arenas volcánicas, que cada año decoran sus calles en la fiesta del Corpus Christi. Si además quieres probar la gastronomía local o comprar productos artesanos, el pueblo ofrece multitud de terrazas, tiendas y mercados donde disfrutar del sabor más auténtico de Tenerife.
Mención especial: Puerto de la Cruz, el alma turística de Tenerife
¡Lo sabemos! Puerto de la Cruz realmente no es un pueblo. Hoy en día es una ciudad, pero para los viajeros que buscan lugares con un bello casco histórico, este rincón del norte de Tenerife no podía faltar en la lista. El municipio de Puerto de la Cruz, el más pequeño de la isla, fue pionero en el turismo canario y sigue siendo hoy uno de los destinos más queridos por viajeros de todo el mundo. Su casco histórico, declarado Conjunto Histórico Artístico, conserva el alma marinera de sus orígenes y combina tradición con modernidad. Desde la emblemática plaza del Charco hasta el barrio pesquero de La Ranilla, cada rincón de Puerto de la Cruz respira historia y autenticidad.

Puerto de la Cruz fue el primer centro turístico de Canarias. Su clima suave y saludable lo convirtió en el primer centro turístico de Canarias, después de que la Sociedad Médica Británica lo recomendara como destino ideal para descansar a finales del siglo XIX. Desde entonces, su temperatura constante, con máximas de unos 22 ºC y mínimas alrededor de los 15 ºC, sigue atrayendo a viajeros de todo el mundo que vienen en busca de mar, naturaleza y un ambiente relajado durante todo el año.
Pueblos rurales y caseríos en el norte de Tenerife
En este artículo hemos mencionado algunos pueblos imprescindibles, como el Caserío de Masca, aunque no hemos llegado a profundizar en él. Tampoco hemos hablado de otros rincones del norte de Tenerife que merecen una visita, como Taganana, en pleno corazón del Parque Rural de Anaga, o Tegueste, un encantador pueblo agrícola conocido por sus tradiciones y sus vinos. Si quieres descubrir más sobre estos lugares y otros pueblos repartidos por toda la isla, te recomendamos echar un vistazo a nuestra guía completa de pueblos bonitos de Tenerife, donde ampliamos la lista y te llevamos a recorrer Tenerife de punta a punta.

Mapa de los pueblos más bonitos de Tenerife Norte
Ahora que ya conoces algunos de los pueblos más bonitos del norte de Tenerife, este mapa te ayudará a ubicarlos fácilmente y planificar mejor tu ruta. Como verás, algunos se encuentran en la costa, con el Atlántico como telón de fondo, mientras que otros están en el interior, enclavados en impresionantes paisajes volcánicos, extensos valles o profundos barrancos.
Consejos para recorrer los pueblos del norte de Tenerife
Si te animas a descubrir los pueblos más bonitos del norte de Tenerife, aquí tienes algunos consejos prácticos que te facilitarán la ruta:
Con estos consejos, tendrás todo lo necesario para disfrutar al máximo de tu recorrido por los pueblos con más encanto de Tenerife norte. Y si es tu primera vez en la isla, te recomendamos echar un vistazo también a estos consejos para viajar a Tenerife, donde encontrarás información práctica sobre transporte, clima, gastronomía y otros detalles que te ayudarán a organizar tu visita sin imprevistos.
¿Cuál es el pueblo más bonito del norte de Tenerife?
Determinar cuál es el pueblo más bonito del norte de Tenerife es complicado, ya que cada uno tiene su propio encanto y elegir es cuestión de gustos. Sin embargo, si tuvieras que priorizar, hay tres nombres que destacan por historia, belleza y ambiente: La Orotava, Garachico e Icod de los Vinos.
La Orotava enamora con su casco histórico lleno de casas señoriales, balcones de madera y jardines históricos. Garachico, con su pasado volcánico y sus encantadoras calles junto al mar, es perfecto para quienes buscan historia y paisaje costero. Y en Icod de los Vinos, además de su bonito casco antiguo, te espera el impresionante Drago Milenario, uno de los símbolos más icónicos de la isla.
Eso sí, si te alojas cerca, no dejes fuera de la ruta a Puerto de la Cruz. Aunque es una localidad más grande y turística, tiene muchísimo que ver y es uno de los puntos clave para conocer el norte de Tenerife.